Salud mental y ser LGTBI+: la lucha invisible
Cuando hablamos de derechos LGTBI+, solemos centrarnos en la lucha por la igualdad legal, la visibilidad o la representación en los medios. Pero hay una batalla silenciosa que a menudo queda en segundo plano: nuestra salud mental.
Soy Aitor Pla, activista por los derechos LGTBI+ y presidente de Ponts d'Igualtat, y hoy quiero hablar desde mi propia experiencia y la de tantas personas con las que he compartido camino. Ser LGTBI+ en una sociedad que todavía nos cuestiona, nos discrimina o nos relega a la periferia tiene un impacto profundo en nuestro bienestar emocional.
Desde pequeños aprendemos a esconder partes de nosotros. La infancia y adolescencia deberían ser etapas de descubrimiento, pero para muchos niños y jóvenes LGTBI+ son años de ansiedad y autonegación. El miedo al rechazo familiar, al acoso escolar o a la violencia nos hace desarrollar mecanismos de defensa que a largo plazo afectan nuestra autoestima y nuestra relación con los demás.
En mi caso, como en el de tantas personas, el colegio no fue un lugar seguro. Los insultos, las risas por la forma de hablar o moverse, la sensación de ser diferente… Todo eso deja huella. Y aunque con los años nos volvemos más fuertes, esas heridas emocionales no desaparecen por arte de magia. Salir del armario es un proceso continuo, y muchas veces la discriminación no termina en la adolescencia. La falta de referentes, la precariedad laboral que nos afecta especialmente, la dificultad de acceso a la vivienda (en mi caso, con 33 años, aún no he podido independizarme) y la invisibilización en determinados entornos generan una sensación de aislamiento.
En ciudades pequeñas y zonas rurales, donde muchas personas LGTBI+ siguen viviendo sin poder expresarse libremente, este sentimiento se agrava. Por eso, en Ponts d'Igualtat este año hemos querido centrar el Orgullo en la realidad de las personas LGTBI+ fuera de las grandes ciudades. Porque la salud mental también tiene que ver con sentir que perteneces a un entorno seguro. La salud mental LGTBI+ no puede depender solo de la resiliencia individual. Necesitamos redes de apoyo, políticas públicas que garanticen recursos psicológicos especializados y espacios donde podamos ser nosotros mismos sin miedo.
En mi experiencia, la militancia y el activismo han sido un refugio, pero no todo el mundo tiene acceso a esos espacios. Por eso es fundamental que instituciones, asociaciones y profesionales trabajemos juntos para ofrecer ayuda real.
Si algo he aprendido en todos estos años es que pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino de valentía. La lucha por nuestra salud mental es también una lucha por nuestros derechos. Y no estamos solos en ella.
Por Aitor Pla